El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes.
Aracelly Basurto Calderón es Química educadora en diabetes, fundadora de FuVida hace 23 años, una fundación que proporciona ayuda a niños que padecen diabetes tipo 1 brindándoles educación diabetológica tanto para los niños como para los padres, apoyo emocional y terapéutico, creando conciencia de los cuidados que se deben llevar a cabo.
Comenta que esta enfermedad es de tipo crónica degenerativa y autoinmune, la cual no tiene cura, se presenta cuando el páncreas no produce insulina, ésta no se puede evitar ni prevenir, es una condición con la cual el niño no nace sino que en determinado momento el páncreas deja de funcionar y por ende se eleva el nivel de glucosa, para esto es indispensable aplicar dosis de insulina, la cual puede ser humana o análoga.
“Los niños con diabetes tipo 1 son niños sanos que pueden hacer lo mismo que el resto de niños; sin embargo, para mantenerse sanos necesitan llevar una vigilancia minuciosa de la insulina y la ingesta de alimentos a fin de mantener el control de la glucemia”, asegura.
Alexandra Quinteros asiste con su hija Franshesca a la fundación desde hace 3 años, y asegura que el desempeño de su niña es normal, poco a poco fue aprendiendo el proceso para controlar su nivel de glucosa y las dosis de insulina que necesita. Mantiene una alimentación balanceada y realiza actividades físicas sin problema, el control de la glucosa es continuo durante cada actividad que realiza y los momentos de la comida, ya que se debe complementar el nivel normal con la ingesta de insulina.
La insulina es una hormona producida por las células beta del páncreas, el cuerpo la necesita para eliminar la glucosa de la circulación sanguínea y convertirla en combustible para otras células que la requieren, como los músculos y el cerebro.
La diabetes tipo 1 es un trastorno auto inmunitario; el sistema inmunitario del organismo daña las propias células beta del páncreas. Estas producen muy poca o ninguna insulina, lo que causa una elevación (Hiperglucemia) o disminución (Hipoglucemia) de la concentración de glucosa en la sangre y como el cuerpo no puede fabricar su propia insulina, las personas con diabetes tipo 1 deberán inyectarse esta sustancia todos los días. Los síntomas de la hiperglucemia son: cansancio, adormecimiento, sed extrema y visión borrosa, mientras que en la hipoglucemia se presenta hambre, nerviosismo, temblores, sudoración, hormigueo en los labios, mareo e irritabilidad.
El médico debe analizar cuándo y cómo aplicarse la insulina. El tratamiento de cada niño es distinto, algunos usan insulina en forma regular y se la aplican 30 a 60 minutos antes de una comida y otros utilizan insulina de acción rápida, la cual se la aplica justo antes de comer.
La insulina se inyecta justo debajo de la piel, los lugares habituales son la parte superior del brazo, el frente y el costado de los muslos y el abdomen. Es importante alternar los lugares de inyección para evitar que la piel se engrose.
Dependiendo de la edad y la madurez del niño, puede que este controle totalmente la insulina y las pruebas de glucemia. Es conveniente observar al niño, comprobar de vez en cuando cómo está y recordarle la hora a la que debe inyectarse la siguiente dosis de insulina.
Para evitar el aumento o descenso de glucosa, es muy importante tomar en cuenta la ingesta de alimentos, ya que deben equilibrarse con las dosis de insulina. Se recomienda una alimentación saludable en las 3 comidas principales, además de un aperitivo a media mañana y media tarde, donde se mantenga un balance adecuado de carbohidratos, grasas y proteínas.
La doctora Dayse Chusán, pediatra endocrinóloga, menciona que el ayudar al niño a balancear el consumo de carbohidratos junto con la práctica de alguna actividad física, ayuda a conservar un buen control del azúcar en la sangre. El cuidado comienza con una comida nutritiva proporcionada, entre las cifras para alcanzar como meta una buena alimentación en el curso del día, es que alrededor del 10% al 20% de calorías que consume el niño deben venir de la proteína, seleccionando carnes como pollo o res, aproximadamente del 25% al 30% de las calorías deben venir de la grasa y un 50% al 60% de las calorías deben venir de los carbohidratos. Es recomendable estimular al niño para que coma muchas verduras anaranjadas y verdes cada día, como zanahorias y brócoli.
Llevar un buen control de la diabetes significa acercarse lo más posible a un nivel de glucosa en la sangre normal (como el de una persona sin diabetes) y de la forma menos riesgosa posible. Idealmente, eso significa tener un nivel de glucosa de entre 90 y 130 mg/dl antes de las comidas y un nivel inferior a 180 dos horas después de haber comenzado a comer, con un nivel de hemoglobina glucosilada inferior al 7 %. Cada pequeña disminución en el nivel de glucosa en la sangre, por mínima que sea, ayudará a prevenir complicaciones.



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