“Cuando construyes algo a base de esfuerzo, vas a valorarlo más”
La creación de sabores con ingredientes nutritivos es un estilo de vida de completa dedicación para Bethsy Buitrón. Casada y madre primeriza de Benjamín, la guayaquileña de 28 años, pensó en ser bióloga marina, pero su destino era otro: la gastronomía. Una vez culminada su secundaria, tuvo dudas como cualquier futuro universitario sobre qué carrera elegir, pero su constante interés por la gastronomía la llevó a elegir esta profesión. Hace dos años, se convirtió en fundadora y propietaria del primero y único tea house – casa de té en Guayaquil, destacando en sus productos la planta de té Camellias Sinensis, nombre que además eligió para su establecimiento como “Camellias Tea”.
Le produce satisfacción los comentarios que ha recibido por chefs reconocidos, críticos y amantes del buen comer, todo esto gracias a varios años de estudio que realizó en gastronomía. El crítico culinario del diario El Universo, Epicuro, calificó a Camellias Tea como: “Un local bastante pequeño, pero de ambiente cálido lleno de Gastronomía con frutas y flores. Aquí no se usan conservantes, saborizantes o agregados químicos. Visitar este sitio es también cuidar su salud”.
Buitrón tiene una maestría en Somellier de té y Tea master obtenidos en el primer Instituto de Latinoamérica: La Escuela Argentina de Té en Rosario, Argentina. Bethsy Carrasco de Buitrón (madre) comenta que, antes de que su hija decidiera elegir la maestría en té, su esposo mostraba preocupación por la carrera que ella escogió, ya que en el Ecuador es de muy poca costumbre consumirlo. Sin embargo, comenta que nunca perdió la fe, “Le brindé mi apoyo total para que ella no pierda el desinterés hacia lo que realmente amaba, trabajar con plantas. Ahora me da gusto saber cuántas personas se interesan acerca de su profesión”. Ya de regreso en Ecuador, sus intentos en mostrar su gran potencial a varias empresas la guiaron hasta Morona Santiago, sede de una de las primeras plantaciones de té en el país (Té Sangay). “El dueño y su mano derecha, me dieron la oportunidad sin conocerme a fondo. Al principio sentí que me ponían a prueba, me enseñaron a cosechar, recolectar, estuve ahí con más de 40 personas levantándonos a las 4 de la madrugada, sin embargo, a mí no me importaba, yo era feliz y agradecida por hacer algo en lo que yo me preparé” expresa. De esta manera, logró su ascenso hasta la fábrica de alimentos de té Sangay ubicada en Quito, donde ejercía el propietario de la empresa familiar. Ellos ahora son grandes amigos, permanecen en contacto y se ayudan mutuamente en asuntos laborales.
Luego de esta experiencia, la experta en té decidió emprender con poco presupuesto su propio negocio, al que llamó Camellias Tea House. Los productos de té que ha elaborado han sido presentados en showrooms, mercaditos y ferias, donde los ofrecía en tubos de ensayo, postres y bebidas. Su acogida fue tan buena que recibió consejos de sus clientes para que iniciara su propia cuenta en redes sociales “Yo era tan anti tecnológica que nunca pensé en dar a conocer Camellias a través de una cuenta. Al principio, publicaba fotos tan básicas de tés helados, galletas o pastelitos, pero me tocó aprender a ser un poco más profesional y detallista. La propietaria recibe buenos comentarios con cada cliente nuevo que asiste a su local, piensa que la estrategia en redes, fue todo un éxito. “Las infusiones de frutas y flores hechas por la dueña son riquísimas, tanto en olor como en sabor, quisieras que nunca se acaben. La presentación de sus platos es lo primero que impacta… Definitivamente es un lugar para volver” menciona Domenica Sierra, cliente.
La propietaria menciona que el toque principal usado en sus platos, ya sean estos de sal o de dulce, se debe al uso de dos diferentes tipos de té: negro y verde, los cuales le ayudan a crear distintas combinaciones y con un sabor que sorprende al usuario. El té negro, por ser el más fuerte de todos, suele combinarlo con chocolate negro cien por ciento orgánico, frutas de hueso (durazno, cerezas) y frutas secas, de donde obtiene biszochos, tortas o bebidas conocidas como smoothies. De las hojas de té verde obtiene el matcha, más conocido como té en polvo, utilizado para la preparación de galletas, platos de sal (lasagñas, hamburgesas y ensaladas combinados con frutos secos, espinacas, espárragos, berenjenas coles y guisantes).
El nombre de su negocio se debe a la planta madre del té Camellias Sinensis, desde la cual se extraen el té blanco, verde y negro. A Bethsy le pareció ideal vincular este nombre con el amor que tiene por la gastronomía y las plantas. “Tengo un huerto en el Oriente, suelo viajar cada cierto tiempo a revisar el estado de mis plantas de té. Ahí me encontrarán con mi canasto recolectando las hojas, les hablo, les doy amor, como una técnica propia para su crecimiento”, menciona.
Actualmente, Camellias cuenta con un personal capacitado de 8 personas, entre ellos su propietaria, distribuidos en el área de administración, cocina y servicio. Manifiesta que su relación con sus colaboradores es totalmente agradable, agradable, “Trato de brindarles toda mi confianza porque, así como ellos, yo empecé atendiendo al cliente. Por esta razón yo realizo la misma actividad que cada uno desempeña. Mi filosofía se basa en que, a pesar de ser la dueña, no significa que yo no haga nada, cada labor ahí es y será compartida”.
Buitrón, define a su casa de té como un lugar “cien por ciento natural”. El tipo de menú que ofrece, es para todo tipo de gustos y personas, entre ellos veganos y vegetarianos. Resulta interesante saber que la empresaria no se considera ni vegetariana, ni vegana sino como “una persona que come de todo” a pesar de esto, entre sus propósitos está el de crear conciencia en la salud de sus clientes, tomando en cuenta el nivel nutricional que ofrece en sus platos. Ella menciona que ha podido ayudar en la alimentación de niños y adultos que son intolerantes a la lactosa o al gluten.
Jovial, sencilla y dispuesta, son los adjetivos que definen la personalidad Betshy Buitrón. La maestra en té nos termina diciendo sus planes a futuro: “El próximo año quiero certificarme como couch en salud, con el fin de abrir la primera escuela de té en Guayaquil, y así todos disfruten mi pasión”.



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