El olor a marisco fresco, desde el portón del mercado Caraguay, es inevitable. Pues a su alrededor, decenas de comerciantes ofertan diferentes productos extraídos del río y del mar. El suelo de los pasillos luce mojado, por el salpicar y derretir del hielo en donde conservan las especies. En el centro de todo, se observa un gran comedor general, en donde cientos de personas, entre en la mañana y la tarde, se sientan a degustar de una amplia gama de platos típicos provenientes de Manabí, Esmeraldas y propios del Guayas.
El nombre de este sitio comercial, turístico y de una enorme variedad gastronómica, proviene de las siglas de la Cadena Radial Guayaquileña (Ca-Ra-Guay), denominado así por la unión de varias radios de la ciudad que buscaban competir en popularidad con las grandes difusoras. Para ello organizaron una feria anual, que incluía shows con artistas nacionales e internacionales, y se realizaba en el mes de octubre, por las fiestas de independencia. Tras su desaparición, a finales de los setenta, y por la cercanía al río y al camal municipal, en el sector se asentaron comerciantes que vendían cangrejos, conchas, carnes, vegetales, hasta que en el año 2000 se construyó lo que actualmente se conoce como mercado Caraguay, lugar que representa en pequeña escala la dinámica económica de la ciudad puerto.
Pero, ¿qué es lo que resalta a la Caraguay de los demás mercados de la ciudad? “Su amplia gama de platos típicos provenientes de varias provincias, algunos inventados, y lo barato”, resalta Carmen Pérez, propietaria de uno de los veinte comedores que se encuentran en el lugar. Entre los platos más pedidos por los comensales están: el encebollado de albacora; los ceviches de camarón, pescado, calamar, pulpo, marinero, ruso y mixto, y el ‘7 machos’; además de la corvina frita; encocado de pescado, camarón, langostino y cangrejo; arroz marinero, y cazuela. “La comida es muy buena y económica. Encuentro platos desde $1.50 hasta máximo $5”, destaca Víctor Vera, trabajador de una bodega cercana, quien dice que siempre va a almorzar al mismo lugar.
José Moreira, propietario y cocinero de una cevichería ubicada al lado del patio de comidas de la Caraguay, quien lleva en este lugar desde 1966, cuenta que la transición que tuvo la Caraguay los ha beneficiado. “La identidad se mantiene. Seguimos vendiendo mariscos y platos típicos. Pero no puedo negar que desde que esto se regularizó, todos nos vimos beneficiados”, resalta. Los valores de los platos que ofrece son económicos en relación a los precios que ofertan otros mercados por una razón: “nosotros compramos los mariscos aquí mismo, por lo común, al por mayor”. Y es que, a partir de las 20h00, el mercado abre sus puertas otra vez. Pero desde esa hora hasta las 6 de la mañana solo se vende al por mayor. Es aquí donde cientos de comerciantes venden el producto de su pesca a los dueños de comedores del lugar y de otros sitios de la ciudad, incluso de diferentes provincias como Los Ríos, Tungurahua, Santo Domingo de los Tsáchilas y Morona Santiago.
Los mariscos más vendidos son: pescado, cangrejo, camarón, concha, pulpo y calamar. Pero no todos provienen del golfo de Guayaquil. Por ejemplo, desde Manta traen la albacora, la corvina, el picudo y el calamar. Los camarones de mar provienen de Posorja y la langosta es extraída de las zonas rocosas de Playas. Los demás productos como el cangrejo, la concha pata de mula, el camarón de río, las caritas y bagre son propios del puerto de la ciudad.
La amplia oferta de mariscos al pie de los comedores, en conjunto con la sazón de cada uno de los que cocinan en la Caraguay, pone en desarrollo el arte culinario. Todo esto ha convertido a este lugar en el sitio de encuentro perfecto para quienes quieren degustar de algo bueno, bonito y barato.
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