Por: Gabriel Cornejo E.
La venta ambulante de diversos artículos se ha convertido en la salida a un agitado mar llamado desempleo, sin embargo, el aumento de la competencia y el tiempo de los semáforos los hace soportar una ola más. El trabajo bajo los semáforos de Guayaquil crece cada día. Para el mes de septiembre, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) el 44,5 % de los empleos fueron del sector informal, un 3,9 % más que en el 2015.
Un punto de encuentro para varios de estos comerciantes es la avenida del Bombero y la calle Leopoldo Carrera, en Los Ceibos, frente al McDonald’s y Megamaxi, donde una veintena vocea a diario cientos de productos a los conductores: jugos, botellas de agua, legumbres, fruta, aplanchados, manjar, rosquitas, maní con sal, mango verde, aguacate, protectores solares, cargadores y más. Los vendedores, cual atletas, zigzaguean los carros que se estacionan por un minuto mientras los semáforos están en rojo. Sin embargo, los pocos segundos que ahora tienen para vender los perjudica.
Rigoberto López, quien lleva más de 20 años vendiendo agua en esta avenida, afirma que las ordenanzas municipales y el bloqueo de calles (principalmente la Leopoldo Carrera) provocó la reducción de vehículos en el sector, mientras nuevos comerciantes llegan a hacer más competencia. “Los comerciantes siguen llegando, nada los detiene, pero las ventas son pocas y han caído los ingresos”.
López , es presidente de una asociación de vendedores informales de la zona; que nació con la intención de cuidar el trabajo en la calle y ayudar a los que tienen más problemas económicos. “Hace ya diez años nos agrupamos, para protegernos de los municipales y también para ayudarnos y que no crezca la competencia. Cada uno sabe que vender, para también no dañar el mercado individual y que no podamos salir contentos de este lugar”.
José C. es vendedor de limones, ciruelas y artículos de playa. Lleva 10 años en este sector. Él encontró en este sitio un refugio para sostener la economía de su casa. Sin embargo, son más de las 15:30, hora que usualmente marca el cierre de su jornada de trabajo, y aún no ha vendido ni la mitad de sus productos. “Estoy pensando en retirarme, ya no es lo mismo que antes. Las ventas han caído un 50 %, y este es el sustento de toda mi familia. Antes vendíamos diariamente 80 dólares, ahora no llegamos ni a $ 35. Con este trabajo intento pagar el estudio de mis hijos”, afirma.
Al norte de la ciudad, en el semáforo de la avenida Guillermo Pareja, a la altura de la calle Benjamín Carrión, la gran cantidad de vendedores se encuentra en las mismas condiciones: buscan llevar “unos cuantos dólares a casa”.
Manuel Yascaribay tiene 28 años, desde los 14 comenzó a vender informalmente de todo, desde dulces hasta productos electrónicos, y ahora sus ingresos los destina para sus cuatro hijos. “La calle es un medio de empleo para el que quiere trabajar, aquí vienen de todos lados. Yo no puedo ganar un sueldo básico. Aquí hay vendedores que tienen muchos hijos y este es un medio para sobrevivir”.
Otros como Adriana de la Rosa, quien vende jugo de boldo, iniciaron hace dos semanas a vender informalmente. “La razón de que esté aquí es el desempleo, soy madre soltera. Tengo que llevar aunque sea 10 dólares a casa”.
Desde lo gubernamental, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) desde su página oficial promociona bonos y créditos que son dados a personas que se encuentren en vulnerabilidad bajo la línea de pobreza establecida, y sean representantes de núcleos familiares. El bono de desarrollo humano es de $ 50 dólares. Mientras que el crédito de desarrollo humano se otorga a las personas que busquen mejorar su productividad y financiar sus negocios.
Además, desde la Asamblea se está realizando acciones para ayudar a estas personas que pertenecen al mal llamado empleo inadecuado, así lo expresa Cristian Viteri, asambleísta por Alianza PAIS.
“El empleo informal es parte de nuestra economía nacional. Por hemos presentado un proyecto de ley que está teniendo proceso en la comisión de sectores productivos para hacer un registro de las personas que trabajan en las calles y poder brindarles beneficios como: seguridad social, créditos financieros. Y también que transformar el mal llamado empleo inadecuado a microemprendedores”, argumenta el legislador.

No hay comentarios:
Publicar un comentario